lunes, julio 20, 2009

Harry Potter y El Misterio del Principe

Hace ya casi ocho años que se empezaron a estrenar las películas basadas en las novelas de la escritora J. K. Rowling que cuentan las dichas y desdichas de un joven aprendiz de mago. Para aquel que aun ande desubicado, cosa harto improbable, estoy hablando de Harry Potter.

Podría decirse que disfruté, en mayor o menor grado, viendo las tres primeras. La cuarta no me terminó de desagradar. La quinta la encontré un tanto caótica. Pero esta sexta no me ha convencido en absoluto. La encontré lenta en muchos aspectos, incluso a veces mostrando escenas o secuencias que bien se podían haber suprimido ya que no aportaban ningún dato relevante.

En ocasiones se saltaba de una escena a otra sin ton ni son. Quizá la más sangrante de todas sean en la que Dumbledore y Harry están conversando en el despacho del primero y a la siguiente escena Dumbledore aparece en la torre de Hogwarts mientras Harry sube por las escaleras. Seguramente en el libro hubiera algo entre ambas, presumiblemente superfluo, pero necesario para no dejar al espectador en un estado de extrañeza.

Pero no acaba hay la cosa, ya que en muchas escenas aparece una especie de brillo neblinoso, algo muy típico para remarcar que se está viendo una ensoñación o un recuerdo. pero cuando este efecto aparece en escenas que no son ni sueño ni recuerdo desubican aun más al espectador.

Como he podido corroborar hace poco, el director de la anterior entrega (la que no me terminó de gustar) y de esta son el mismo. Esto explica muchas cosas. Y para mi desgracia perece ser que queda confirmado como director de la que resta (las dos pues será divida en dos partes).

Sólo me queda algo más que añadir, y es que todo lo malo siempre tiene un lado bueno. Me ha dejado tan mal sabor de boca esta sexta película, de una serie de films que realmente disfrutaba, que me he propuesto leer los libros para poder seguir disfrutado de la saga de una forma decente.

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